Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1869-1871 (Cortes Constituyentes de 1869 a 1871)
Sesión: 3 de marzo de 1869
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Respuesta al Sr. Serraclara
Número y páginas del Diario de Sesiones: 17, 287
Tema: Sucesos de Barcelona

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Voy ante todo a dar una satisfacción al señor general Pierda. No creo haber dicho que S.S. hiciera alianzas con un presidiario: ¡cómo había yo de decir eso, conociendo como conozco personalmente y de mucho tiempo a S.S.! No, sino que para probar que aquel club era republicano, decía yo, que un republicano, representante del país y general, aceptaba la presencia honoraria de aquel club. (El Sr. Pierrad: Y la aceptaré siempre de cualquier club republicano.) Y desde luego hago la justicia de creer que S.S. no conocía al Sr. Viralta.

El Sr. Suñer me ha dirigido antes una pregunta, y yo no quiero, como S.SS. oyen siempre con prevención mis palabras respecto de este particular: voy, pues, a contestar a S.S. haciendo constar que si no lo he hecho antes ha sido porque se me había olvidado, por cuyo olvido pido perdón a S.S., de ninguna manera porque fuera mi intención dejarla sin contestar.

El Sr. Suñer preguntaba qué nombramientos, o qué documentos se habían encontrado al Sr. Viralta, por quién estaban firmados y de quién procedían. Yo voy a decir a S.S. que al Sr. Viralta no se le ha encontrado nombramiento ninguno: que los nombramientos que se han encontrado de procedencia carlista, estaban en poder de otros dos individuos, a quien se prendió dos o tres días antes del movimiento de que se supone inspirador el Sr. Viralta. Esos nombramientos eran de comandantes generales, y estaban formados por el titulado general Tristani. Y esto no necesitaba contestarlo a S.S., porque lo dije al contestar a al interpelación que el Sr. Serraclara dirigió al Gobierno, como también contesté otra cosa al Sr. Serraclara de que se ha olvidado sin duda al insistir ahora en su rectificación.

Suponía que yo no había dicho más que parte de la verdad; que había afirmado que el movimiento se preparó o inició por gentes que se decían republicanas; pero no que los republicanos contribuyeron a sofocar ese movimiento, que pensaban llevara a cabo. Pues el Sr. Serraclara no me ha oído bien, y lo siento: el Sr. Serraclara se ha distraído, lo he dicho una y mil veces, y repetí, que el ayuntamiento en su mayoría republicano, que la Diputación provincial y muchos vecinos de los más principales y pudientes de Barcelona, muchos de ellos republicanos, se habían presentado a ala autoridad ofreciéndola sus servicios y apoyo.

Por lo demás, nos ha dirigido un cargo el Sr. Figueras, por cierto que lo siento; S.S. tiene muy buena memoria, y ahora le ha faltado por completo. S.S. cree que es más legítimo, y más santo, y más natural, y más patriótico el consorcio del Sr. Pierrad con el Sr. Figueras, porque supone que el consorcio nuestro se ha verificado en la victoria, y después de la victoria en el poder. S.S. ha olvidado completamente la historia y eso que está muy reciente. Nosotros nos unimos para concretar los trabajos de la revolución, para prepararla, para venir a pelear, y para triunfar, cuando S.S., y otros como S.S. creían imposible que la revolución triunfara en España.



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